Petra, la ciudad perdida

Petra, la ciudad perdida

Por Marcelo López


Uno de los lugares más impresionantes de nuestro planeta está en Medio Oriente, más precisamente en Jordania, este pequeño país que tiene el 85% de su superficie cubierta de arenas y desiertos. Hablamos de Petra, la ciudad perdida. Una joya arquitectónica a un par de horas de Amman, capital de Jordania.

La magnificencia de Petra comienza a desvelarse con los primeros pasos que damos en un angosto cañón de piedras rojizas por el que hay que avanzar durante más de 1 kilómetro, serpenteando entre las rocas y las paredes que en algunos casos alcanzan los 200 metros.

La ciudad es fruto de la habilidad y el sueño de los Nabateos, un antiquísimo pueblo semi nómada que comenzó a excavar las rocas del lugar para hacer increíbles tumbas-monumento que son las que nos maravillan hoy en día. Por Petra pasaron los griegos, los romanos (que fueron los que le dieron un esplendor particular) y después de varios otros quedó en las manos de los beduinos quienes vivieron aquí hasta 1985. Si, 1985, cuando se la distinguió como Patrimonio de la Humanidad.

Entre las maravillas de Petra están las “cañerías” que cavadas en la roca traen el agua desde más de 8 kilómetros de distancia en una proeza de la ingeniería y el ingenio de más de 2500 años atrás.

La ciudad nunca estuvo realmente perdida, fue incluso un eslabón importante en la ruta de la seda y en el camino a la Meca. Durante una parte de su historia sus habitantes se encargaron de que su existencia y su entrada no fueran demasiado conocidas.

El Tesoro

Quizás el monumento más fotografiado y visto de Petra sea la magnífica tumba que llaman “El Tesoro”. La riqueza de su fachada, la magnificencia de su pórtico y la espectacularidad de asomarse caminando por el angosto desfiladero y encontrarse repentinamente con esta mágica imagen es sobrecogedora. Como todas las tumbas, el tesoro fue tallada en la misma roca desde arriba hacia abajo (con la complejidad que eso implica) y se ganó su nombre por la codicia de quienes vieron un cofre en la cima que coronaba la estructura y no tuvieron mejor idea que dispararle con un cañón para ver si había un tesoro allí escondido, algo que resultó ser solo un fiasco.


El Sitio
Petra es un lugar enorme porque es un sitio que testimonia siglos y siglos de culturas cruzadas. Estamos hablando de más de 300 km cuadrados que tuvo en su época de esplendor y que pueden ser visitados. Hay un anfiteatro romano, un palacio, restos de iglesias bizantinas, más tumbas nabateas y tantos testimonios y ruinas que recorrer que lo más aconsejable es tomarse 2 días para poder disfrutar y comprender en su mayor parte este espectacular lugar de la Humanidad. Hay un pequeño pueblo en las afueras con varias propuestas de alojamiento e incluso un hotel importante a la entrada del parque, que lo hacen muy fácil.


Otra opción para visitarla es con una excursión que generalmente incluye el desierto de Wadi Rum, aunque es totalmente posible hacer la visita por tu cuenta.

Finalmente es importante saber que para acceder al parque hay que pagar un ingreso de 50 JOD (unos 65 dólares americanos) por 1 día y 55 JOD por 2 días consecutivos. Esto puede costarte menos si gestionas el Jordan Pass (una especie de visa que además suma atracciones) antes de llegar.

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